jueves, 29 de enero de 2009

Título: La promesa del Espíritu Santo

Trasfondo Bíblico: Joel 2:28-32; Hechos 2:1-39

Verdad Central: El Don del Espíritu Santo es una promesa para cada creyente (Hechos 2:38).

Texto Áureo: Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare (Hechos 2:39).

Bosquejo:

I. Se da la promesa

A. El derramamiento viene después de la restauración

B. La promesa del gran derramamiento

II. Cumplimento de la promesa

A. El discurso inspirado de Pedro

B. Estos no están ebrios

C. Profecía de Joel

III. La promesa es para todos

A. El poder de la palabra profética

B. Un llamado al arrepentimiento

C. La promesa del cumplimiento sigue en pie

Objetivos:

1. Examinar la conexión entre la profecía de Joel y los eventos del día de Pentecostés.

2. Desear el don del Espíritu Santo como una fuente continua de poder espiritual.

Introducción

El derramamiento del Espíritu Santo en el día de Pentecostés fue algo nuevo en el trato de Dios con su pueblo. En la época del Antiguo Testamento Dios llenó a varias personas con su Espíritu. Bezaleel y Aholiab, por ejemplo, fueron llenos para hacer un trabajo más excelente en el tabernáculo y enseñar a otros también (Éxodo 31:2,3; 35:30-35). Más tarde. Moisés reconoció que el Espíritu Santo debía ser parte de la experiencia normal del pueblo de Dios (Números 11:29), pero ese nunca fue el caso durante la época del Antiguo Testamento. Joel profetizó que Dios derramaría su Espíritu, no sólo sobre algunos, sino "sobre toda carne." Los límites del Antiguo Testamento se quitarían y la experiencia sería para todos. El cumplimiento de la profecía de Joel empezó en el día de Pentecostés y continuara hasta que Jesús regrese.

Comentario Bíblico

I. Se da la promesa (Joel 2:28-32)

A. El derramamiento viene después de la restauración

Joel. el gran profeta de Pentecostés probablemente vivió en Jerusalén durante la infancia del rey Joás cuando Joiada el sacerdote tenía el control del gobierno. El profetizó un maravilloso derramamiento del Espíritu de Dios "después".

Pregunta: ¿Qué quería decir Joel con "después"?

La primera parte del libro de Joel hace un llamado al arrepentimiento (1:14; 2:12-17). Después del arrepentimiento, Dios promete la restauración (2:25). Así que, "después" puede significar después del arrepentimiento y la restauración.

Sin embargo, "después" toma un nuevo significado en vista de toda la profecía bíblica. La restauración que hace posible la venida del Espíritu Santo debe ser la comunión con Dios por medio del sacrificio de Cristo en la cruz. La experiencia del Calvario tuvo que preceder a Pentecostés.

Muchos eruditos de la Biblia ven un indicio de esto en Joel 2:23. Para los judíos de la antigüedad la última parte de ese versículo significaba: "Porque Dios te dará el Maestro para justicia y hará que caiga lluvia sobre ti, lluvia temprana, y lluvia tardía antes que nada." De esto podemos ver que "después" hace que el fluir sobrea bundante del Espíritu sea un don que viene después del don del Maestro de justicia, esto es, el Mesías, el Cristo.

B. La promesa del gran derramamiento

El derramamiento del Espíritu de Dios fue prometido para "toda carne", es decir, "toda la humanidad".

Otra característica importante de este derramamiento profetizado es que rompería todas las barreras y restricciones sociales.

"Toda carne" no tendría límites de edad ni sexo; los hijos y las hijas profetizarían. Los ancianos tendrían sueños profeticos y los jóvenes verían visiones proféticas. Es más, el Espíritu Santo sería derramado en abundancia sobre los esclavos. Esto era algo nuevo. Grandes multitudes de esclavos existían en los tiempos antiguos y no tenían derechos. Los judíos de entonces no podían creerlo. Su interpretación era "los siervos de Dios" no "esclavos". Los fariseos odiaban a la gente común de Israel, y aun más a los esclavos (Juan 7:49).

Dios es un Dios bueno. Su propósito siempre ha sido bendecir a todos (Génesis 12:3; 22:18; Juan 3:16). Así que, Joel aclaró que el derramamiento del Espíritu es para todos: judíos y gentiles, ricos y pobres, jóvenes y ancianos, educados y analfabetos, sin tener en cuenta el sexo, la raza, el color ni el origen nacional.

Aquí el hebreo usa una forma del verbo "derramar" que indica que el derramamiento es una acción progresiva o repetida. No debía ser un evento de una sola vez, pues una vez que ocurriera continuaría de generación en generación. Aunque algunos lo rechazaban, todavía sería accesible. Dios no deja de derramar su Espíritu sobre los que creen y lo reciben. Cada cristiano puede creer y recibirlo hoy.

II. Cumplimiento de la promesa (Hechos 2:14-21)

A. El discurso inspirado de Pedro

En el día de Pentecostés estaban todos unánimes juntos cuando de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba. El viento era un símbolo del Espíritu en el Antiguo Testamento, y el sonido de ese viento indicaba poder. Debe haberles recordado la promesa de poder que Jesús les dio en Hechos 1:8 para que fueran testigos. Luego vino algo que parecía una gran llama sobre todo el grupo que se dispersó y se repartió como llamitas de fuego que reposaron sobre la cabeza de cada uno de los ciento veinte. En el Antiguo Testamento, el fuego del cielo sobre el sacrificio indicaba que Dios aceptaba el tabernáculo, y después el templo de Salomón.

Ahora los creyentes eran sacrificios vivos y tanto en grupo como individualmente eran templos listos para ser llenos del Espíritu Santo.

Pregunta: ¿Qué evidencia hubo de que los ciento veinte fueran bautizados en el Espíritu Santo?

No tenían que esperar más. Estaban todos llenos con el Espíritu Santo, y la evidencia era que hablaban en otras lenguas (idiomas) según el Espíritu les daba que hablasen. Al principio, muchos entendieron que alababan a Dios en esos idiomas, pero cuando se reunió la multitud, muchos no entendieron y se burlaron de ellos, diciendo que estaban llenos de vino nuevo (vino especialmente embriagante hecho de una clase de uva muy dulce).

Por fin, los doce discípulos se pusieron de pie, y Pedro comenzó su discurso inspirado. La palabra griega quiere decir "pronunció" y viene del mismo verbo que se usa en Hechos 2:4 acerca del Espíritu que dio a los ciento veinte la capacidad de hablar otros idiomas. Así que, lo que Pedro dijo no puede llamarse sermón. El no se sentó para preparar un bosquejo de tres puntos, sino que se puso de pie y presentó una manifestación del don de profecía del Espíritu Santo, en un lenguaje que todos entendían. Habló a la gente para edificarlos y exhortarlos (1 Corintios 14:3; Hechos 2:40).

B. Estos no están ebrios

El sonido de las lenguas atrajo a la multitud que estaba confusa. Aun los que entendían el significado de las palabras en sus propios idiomas no parecían entender el propósito. No debemos suponer, sin embargo, que su experiencia manifestaba el delirio que caracterizaba las celebraciones paganas. Tampoco estaban hablando en éxtasis. Los ciento veinte estaban en control de todas sus facultades. Sabían lo que hacían y estaban llenos de gozo.

Tan pronto como los apóstoles se pusieron de pie, todos los ciento veinte tuvieron que dejar de hablar para poder oír a Pedro. Eso demostró, además que estaban en control de sus facultades. Pedro dijo que no era lógico que la multitud supusiera que los ciento veinte estaban ebrios, puesto sólo eran las nueve de la mañana. Ningún judío en aquellos días se embriagaba tan temprano por la mañana, especialmente porque era la hora de la oración.

C. Profecía de Joel

Pregunta: ¿Fue cumplida la profecía de Joel en ese momento?

Pedro, hablando todavía con el don de profecía del Espíritu Santo, continuó su declaración de que lo que la gente veía y oía cumplía la profecía de Joel. La multitud vio y oyó a los hijos y las hijas de Israel profetizando, llenos del Espíritu, y hablando bajo su unción. De esto deducimos también que el hablar en lenguas que se entendían se consideró equivalente a la profecía.

Aunque Pedro relacionó esos eventos con la profecía de Joel, se sabe que lo que ocurrió en esa ocasión fue sólo el comienzo. No toda la profecía de Joel que citó se cumplió en ese momento. Los ciento veinte no tuvieron sueños a las nueve de la mañana. Tampoco es probable que hubiera esclavos entre los ciento veinte. Sin embargo, Pedro indicó que el resto vendría después, inclusive las señales y los juicios que Joel profetizó.

Como se mencionó antes, Pedro indicó que el día de Pentecostés era sólo el principio, por su interpretación inspirada por el Espíritu de la palabra "después" en Joel 2:28.

Pregunta: ¿Cuándo empezaron los "últimos días"?

Pedro mostró que eso significa "en los postreros días. En verdad, los "postreros días" empezaron cuando Jesús ascendió al cielo (Hechos 3:19-21). La expresión "los postreros días" en la Biblia significa el último tiempo antes de la restauración de Israel y el reino milenial de Cristo sobre la tierra.

No habrá otra era antes de la del reino. Así que, toda la era de la Iglesia es "los postreros días", y es la del derramamiento del Espíritu Santo sobre toda carne. Pedro también vio que pueden haber tiempos de refrigerio y avivamiento en toda esta era, hasta el tiempo cuando Jesús regrese (como se demuestra en el original griego de Hechos 3:19).

III. La Promesa es para todos (Hechos 2:37-39)

A. El poder de la palabra profética

El mensaje profetice por los labios de Pedro fue un poderoso testimonio de Jesús. Dios lo había aprobado para el beneficio de la gente por medio de poderosos milagros, maravillas y señales. Jesús fue clavado y muerto en una cruz, pero Dios lo levantó en cumplimiento de Salmo 16:8-11 y del pacto que Dios hizo con David (2 Samuel 7:11-16; Salmos 89:3,4; 132:11,12). Como Jesús es el prometido Rey mesiánico, no fue abandonado en el Hades, ni su carne vio corrupción. Pedro y los ciento veinte fueron testigos de su resurrección. Además, Dios había exaltado a Jesús a un puesto alto de poder y autoridad a su diestra. Jesús había recibido la promesa del Espíritu Santo que luego derramó sobre los ciento veinte, como la multitud acababa de ver y oír.

Pregunta: ¿Sobre quién estaba centrado el mensaje que el Espíritu Santo dio por medio de Pedro?

La conclusión de la palabra profética llamó la atención al hecho que Dios había convertido a Jesús en Señor y Cristo. La respuesta fue inmediata. La multitud ya no decía: "¿Qué significa esto?" Más bien, exclamaban: "¿Qué haremos?" Como indica 1 Corintios 14:24,25, a causa del don de profecía se sintieron convencidos y compungidos de corazón, y reconocieron que Dios estaba presente entre los ciento veinte.

B. Un llamado al arrepentimiento

El llamado de Pedro al arrepentimiento era para que ellos cambiaran de parecer y actitud al aceptar la voluntad de Dios revelada en Cristo.

Pregunta: ¿Qué quiere decir "arrepentíos"?

(Según la Biblia dice en Romanos 12:1,2, eso significaba la renovación de la mente con un cambio de actitud hacia el pecado, ellos mismos y Dios).

Entonces podrían mostrar su arrepentimiento, su cambio de corazón y mente al ser bautizados en el nombre de Jesucristo. En griego significa "sobre el nombre", o "sobre la autoridad" de Jesús. La Biblia no explica más porque el mandato de Jesús (Mateo 28:19) deja claro que el bautismo en agua era en el nombre del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Pregunta: ¿Cuál es el significado del bautismo en agua?

Su bautismo sería una declaración de identificación con Jesús en su muerte y resurrección (Romanos 6:3) Entonces sería un testimonio de que la persona había creído y recibido la remisión y el perdón de sus pecados. "Para remisión y perdón de pecados" es semejante a la expresión "para arrepentimiento", que usó Juan el Bautista al hablar de su bautismo. El contexto muestra que el original griego traducido "para" significa "a causa de". El bautismo de Juan no producía arrepentimiento. El bautizaba a las personas que se arrepentían. El bautismo en agua no produce el perdón de pecados. Es un testimonio de que el bautizado ha creído y la sangre de Cristo lo ha limpiado.

Además del perdón de pecados también recibirían la promesa del Espíritu Santo, el mismo don que los ciento veinte recibieron en Hechos 2:4, al cual Jesús se refería como (1) la promesa del Padre y (2) el bautismo en el Espíritu Santo (Hechos 1:4,5).

Pregunta: ¿Qué se requiere para que las personas reciban la promesa del Espíritu Santo?

"Recibir" aquí es tomar algo en fe, porque todos los dones de Dios son por gracia por medio de la fe.

C. La promesa del cumplimiento sigue en pie

Pedro aclaró que la promesa del Espíritu Santo no era sólo para los apóstoles ni los ciento veinte. Seguiría accesible a ellos, sus hijos (inclusive sus descendientes) y todos los que estaban lejos, a los que el Señor llamara. ¡Ese llamado se sigue proclamando!

Pregunta: ¿Quiénes son los que "están lejos"?

El llamado no puede limitarse a los judíos. En el Antiguo Testamento se profetizó que Dios habla de paz a los que están lejos (Isaías 57:19). Efesios 2:17 aplica esto a la predicación del evangelio a los gentiles. Así que, los gentiles están incluidos en los que estaban "lejos". La promesa de Dios a Abraham, repetida cinco veces en Génesis, fue que por medio de él y su simiente todas las familias (en todas las naciones) de la tierra serian bendecidas. La simiente de Abraham por medio de quien viene esta bendición es Jesús (Calatas 3:16). Cristo murió en la cruz por nosotros "para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzara a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu Santo" (Galatas 3:14).

Jesús también dio la gran comisión de predicar las buenas nuevas a todas las naciones hasta lo último de la tierra (Mateo 28:19; Hechos 1:8). Así que, mientras el evangelio se predica y Dios llama a la gente a la salvación, el bautismo en el Espíritu Santo según Hechos 2:4 aún está disponible. El creyente que acepta la responsabilidad de alcanzar a los perdidos con la verdad del evangelio también debe reconocer la necesidad de hacerlo en el poder (el Don) del Espíritu Santo. El don del Espíritu Santo es necesario para cumplir con la gran comisión de predicar el evangelio a toda criatura.

Aplicación

El Espíritu Santo vino el día de Pentecostés a los creyentes que ya tenían una relación con Dios por medio de Cristo. La muerte de Jesús en la cruz puso en efecto el nuevo pacto (Hebreos 9:15-17). Así que, los ciento veinte ya eran del nuevo pacto, la Iglesia, que había recibido la comisión por medio de Cristo resucitado. El día de Pentecostés la Iglesia recibió el poder e hizo que los testigos empezaran a propagar el evangelio para crecimiento.

Jesús no quería que sus seguidores empezaran la obra hasta que recibieran el poder. Se necesitaron la señal de hablar en lenguas y la manifestación de los dones del Espíritu de profecía y exhortación para que los tres mil fueran salvos el día de Pentecostés. Dios todavía quiere que su obra se haga por medio del poder y los dones del Espíritu Santo.

Todos los creyentes lo necesitan. Todas las congregaciones deben tener el poder (dones) del Espíritu Santo.



Título: Emanuel Dios con nosotros


Verdad central


Jesucristo es el Hijo de Dios, divinamente concebido y nacido de una virgen.

Texto áureo: He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, y llamará su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Mateo 1:23

Trasfondo bíblico: Mateo 1:1-25

Bosquejo

I. Raíces familiares

A. Raíces establecidas

B. Antepasados de Cristo

II. Mensaje divino

A. El mensaje de Dios para José

B. La naturaleza de Cristo

III. Intrépida obediencia

A. La reacción de José

B. El nacimiento de Cristo

Objetivo:

Reflexionar sobre el linaje de Cristo y los acontecimientos que rodearon su nacimiento, y consagrarnos a amarlo.

Introducción


La Navidad es una emocionante época del año. Muchas familias que no se han visto durante meses se reúnen en Navidad. Muchos negocios tienen celebraciones especiales para sus empleados e incluso les dan a sus empleados aguinaldos navideños. Pero en toda la celebración que tiene lugar en Navidad, muchos olvidan el verdadero propósito de la Navidad, que es celebrar el nacimiento de Cristo.

Esta lección examina el relato de Mateo del nacimiento de Cristo, escrito desde el punto de vista de José. Mientras José expone su experiencia personal, se puede percibir su perplejidad por el embarazo de María. Pero también hay que admirar a José. Como amaba a María y deseaba obedecer a Dios, José optó por aceptar a María como esposa.



El hijo de María no era un niño común y corriente; Él es Jesucristo, el Salvador del mundo. Él es también Emanuel, "Dios con nosotros". Cualquiera que sea su circunstancia, Dios está con usted mediante su relación con Cristo. Él lo ayudará, sin que importe lo que usted necesite.

Esta lección presenta la verdad central que Jesucristo es el Hijo de Dios, divinamente concebido y nacido de una virgen.

El deseo primordial es que cada alumno pueda reflexionar sobre el linaje de Cristo y los acontecimientos que rodearon su nacimiento, y consagrarnos a amarlo.

Comentario Bíblico

I. Raíces familiares (Mateo 1:1)

A. Raíces establecidas

Hoy es popular la genealogía, el estudio de la historia familiar de una persona. Hay programas de computadoras que hacen muy sencillo el tener un árbol genealógico. Algunos están fascinados con descubrir sus raíces, mientras otros sonríen ante la idea. Uno puede estar orgulloso de su origen, mientras otro teme lo que pudiera descubrir.


Lo que hemos aprendido acerca de la historia de nuestra familia puede orientarnos hoy. Los errores y las inmoralidades de nuestros antepasados pueden enseñarnos acerca del bien y el mal. Asimismo, sus triunfos y sus éxitos pueden alentarnos a triunfar en nuestros esfuerzos.

La genealogía de Cristo presentada por Mateo es más que un documento histórico. Explica quién es Cristo, lo que vino a hacer y lo que significa para la humanidad su ministerio. Pero sobre todo hallamos el genuino carácter de Cristo y su misión.

Pregunta ¿Cuál es el significado del título "Jesucristo, hijo de David" en Mateo 1:1?

El título "Jesucristo, hijo de David" trataba un asunto importante respecto al antepasado de Cristo. La palabra "Cristo" es el equivalente griego de la palabra hebrea "Mesías" o "Ungido".

En el momento del nacimiento de Cristo, había un sentimiento común entre los judíos de que pronto vendría el Mesías. Los judíos de la época de Jesús sabían que vendría el Mesías de los descendientes de David. Su conocimiento respecto al linaje del Mesías se basaba en la Biblia (véase 2 Samuel 7:12-16; Isaías 9:6,7; 11:1). De no cumplirse ese requisito se anularía la posibilidad de que Jesús fuera el Mesías.

Como Mateo les escribió su Evangelio a los judíos, fue cuidadoso en presentar a los antepasados de Jesús para demostrar que Él es "hijo de David". Jesucristo era el esperado libertador y Rey por quien los. judíos habían aguardado largo tiempo.

También Mateo demostró que Jesucristo era el "hijo de Abraham". El Mesías de los judíos tendría que ser judío. Ese título vinculaba a Cristo con el padre de la raza hebrea, y a la promesa que Dios le hizo a Abraham de que "serán ‘benditas' en ti todas las familias de la tierra" (Génesis 12:3). Jesucristo cumplió esa promesa. Era judío, y el Mesías de los judíos.

Pregunta: ¿Cómo revelan los títulos presentados en Mateo 1:1 el ministerio de Jesús para nosotros hoy?

Esos títulos dan algo más que prueba histórica de los antepasados de Jesús. Él es nuestro Libertador; Él quiebra el poder del pecado en nuestra vida y nos da libertad para que vivamos en santidad. Jesucristo concede las mayores de todas las bendiciones —salvación y vida eterna— y las ofrece a todas las personas.

B. Antepasados de Cristo

Mateo dividió la genealogía de Jesús en tres partes: desde Abraham hasta David, David hasta el destierro y desde el destierro hasta Jesucristo. Una comparación de la genealogía en 1 Crónicas 1-3, revela varias diferencias. A fin de tener tres series de catorce. Mateo no incluyó todos los nombres. Asimismo, incluyó el nombre de Jeconías en la segunda y en la tercera serie. Lo más probable es que Mateo dividiera su genealogía en tres secciones para que fuera fácil de memorizar.

Al igual que la genealogía de cualquier otro, la lista de los antepasados terrenales de Jesús tenía una interesante mezcla de nombres. Sus antepasados no fueron perfectos.

Entre los antepasados de Jesús hay personas cuya vida se caracterizó por la inmoralidad. En Mateo 1:2, Mateo mencionó a Jacob, que engañó a su hermano por su derecho de primogenitura, viviendo de acuerdo con el significado de su nombre: "el que suplanta". El versículo 3 incluye a Judá y a Tamar, cuya historia de lujuria y de engaño en Génesis 38 parecería excluirlos de aparecer en la genealogía del Mesías. Hasta David (Mateo 1:6) manchó su vida con el incidente con Betsabé, la madre de Salomón.

Observe que Mateo incluyó además los nombres de mujeres y de gentiles. Pudiera haber varias razones para eso. Pero una razón importante se encuentra en el versículo 21: Jesucristo salvaría "a su pueblo de sus pecados". Eso incluye a toda la humanidad.

Pregunta: ¿Qué nos revela acerca de Dios la inclusión de diversas personas en la genealogía de Cristo?

La genealogía de Cristo nos recuerda que Dios obra en las personas por gracia, no por méritos humanos; y las bendice según su misericordia. Aun aquellos cuya vida se caracteriza por la inmoralidad pueden ser perdonados por medio de Jesucristo.

Pregunta: ¿Qué es significativo en la forma que Mateo describió a José y a María en su relación con Jesús?

Al final de la genealogía de Jesús (v. 16), Mateo dio un giro significativo en su descripción de las relaciones entre las personas mencionadas en esta genealogía. Cuando Mateo mencionó a María, la madre de Jesús, eliminó el verbo "engendró" y mencionó que José era esposo de María, y María era la madre de Jesús.


El describir a María como madre de Jesús indica con toda claridad que Él era plenamente humano. Pero el hecho de que Mateo no mencionara a José como padre de Jesús confirma la deidad de Cristo. María dio a luz a Jesús de un modo milagroso, porque ella era virgen. Ese niño tenía una característica especial que nadie más podía reclamar como suya.

Gracias a la inspiración del Espíritu Santo, Mateo presentó pruebas de que Jesucristo es el Mesías. Él es en efecto descendiente de David. Pero también el Espíritu Santo comenzó a preparar a los lectores de Mateo para lo que venía más adelante: la prueba de que la concepción de Jesús fue milagrosa porque María era virgen cuando nació Jesús.


II. Mensaje divino (Mateo 1:18-21)

A. El mensaje de Dios para José

Las características distintivas del nacimiento de Cristo y su importancia para que entendamos a Jesucristo y su misión se hacen patentes en un sueño que Dios le dio a José antes del nacimiento de Cristo. Es comprensible la preocupación de José por el embarazo de María en vista de las costumbres matrimoniales de aquella época además de la cuestión de la presunta inmoralidad de ella.

En el Antiguo Testamento, los padres de las parejas eran quienes coordinaban los matrimonios. El compromiso incluía un procedimiento formal. El compromiso se establecía legalmente y sólo podía quebrantarse mediante el divorcio. A la pareja se le consideraba marido y mujer, pero no vivían juntos hasta que se celebraba el matrimonio aproximadamente un año después.

Aunque Mateo 1:18 señala que el embarazo de María fue obra del Espíritu Santo, José sólo sabía que estaba comprometido con una mujer que al parecer le había sido infiel según a la ley, se debía apedrear a quienes cometieran adulterio (Deuteronomio 22:13-27), aunque eso no se practicaba en la época en que nació Cristo. Semejante infidelidad quebrantaba el compromiso acordado y exigía el divorcio.

Si José se casaba con ella, estaría admitiendo que había participado en el adulterio. Entonces tenía otras dos opciones un divorcio público que dañaría la reputación de María, o un, divorcio silencioso que mantendría el asunto fuera del conocimiento público. José mostró un carácter espiritual en su decisión (v. 19). Mostrando su amor a María, escogió la segunda opción.


Mientras José consideraba esas cosas, un ángel del Señor se le apareció en un sueño y le explicó el origen del hijo de María (v. 20). La descripción del niño en el versículo 21 presenta una vivida imagen de quién es Jesucristo y por qué vino a este mundo.

Es probable que la clara instrucción del ángel en el versículo 21 de que llamara Jesús al niño tranquilizara la mente atribulada de José.

Pregunta: ¿Qué es significativo en cuanto al nombre Jesús?

El nombre "Jesús" es la forma griega del nombre hebreo "Josué", que significa "Yahvé salva". Jesús, el niño que María llevaba en su vientre, "salvaría a su pueblo" de la fuerza más destructiva en la tierra: el pecado.

Mateo presentó con toda claridad los pormenores del nacimiento de Cristo desde el punto de vista de José. Pero Mateo reveló también que Jesús no era un niño cualquiera; Él es el Redentor. Aunque la frase "su pueblo" se refiere a los judíos, también incluye a toda la humanidad. Nadie ha pecado tanto para no recibir la salvación que Cristo ofrece.


B. La naturaleza de Cristo

En Mateo 1:23, el ángel le explicó a José que el nacimiento extraordinario de Jesús cumplió la profecía de Isaías 7:14. María no había sido infiel; en realidad era virgen. Y el niño que llevaba en su seno es Emanuel, "Dios con nosotros".

El árbol genealógico de Jesús revela mucho acerca de sus antepasados. Pero también se contempla su deidad. Él es Dios en forma humana.

Pregunta: ¿Cómo puede alentarnos el hecho de que Jesucristo es Emanuel?

Jesucristo es Dios encarnado. Habitó entre su pueblo mientras estuvo en la tierra. Pero Jesucristo es también el Dios eterno. Momentos antes de su ascensión, Jesús les prometió a sus discípulos que estaría con ellos hasta "el fin del mundo" (Mateo 28:20). Esa promesa sigue siendo pertinente para nosotros hoy. Jesucristo está con nosotros, aun en las dificultades de la vida, dándonos fortaleza a fin de que vivamos para Él.

III. Intrépida obediencia (Mateo 1:24)

A. La reacción de José

José se enfrentó a un dilema; la que iba a ser su esposa estaba embarazada. Aunque un ángel le había explicado la concepción milagrosa de María, los demás no sabrían cómo resultó embarazada María. Si llevaba a María a su hogar como su esposa, tendría la afrenta de un hombre que había cometido adulterio con su prometida. Si él era inocente, la sociedad judía esperaba que se divorciara de ella.

Pregunta: ¿Por qué estuvo dispuesto José a llevar a María a su hogar con él?

Mediante el mensaje del ángel, José supo que María seguía siendo virgen. Dios los había escogido a los dos para que desempeñaran papeles esenciales en el drama de la redención, comenzando con el nacimiento milagroso del Hijo de Dios. Se entiende entonces por qué llevó a María a su hogar para que fuera su esposa.

Dios escogió a los actores de este drama: María, que se sintió bienaventurada por dar a luz al niño Cristo (Lucas 1:46-52), y José, con valor suficiente para obedecer a Dios a pesar de la humillación pública. Ambos desempeñaron funciones principales en la Encarnación, cuando el amor de Dios por la humanidad perdida llegó en la forma de un niñito.

Aunque nunca participaremos en un acontecimiento como el de María y José, Dios sí nos pide que le obedezcamos. Así como esa joven pareja se sometió al plan de Dios para su vida, debemos responderle positivamente a Dios cuando nos pide que le sirvamos.

B. El nacimiento de Cristo

Se hizo realidad todo lo que el ángel predijo en el sueño de José. María dio a luz un hijo de acuerdo con la profecía del ángel en Mateo 1:23 y a la profecía de Isaías en Isaías 7:14. Una vez más se destacó la precisión de la Palabra de Dios con el cumplimiento de la profecía: La virgen concibió milagrosamente y dio a luz un hijo.

Mateo 1:25 interpola una interesante nota sobre el nacimiento de Cristo. José no tuvo relaciones sexuales con su esposa hasta después del nacimiento de Cristo. Esto no sólo confirma el nacimiento virginal, sino que refuta la enseñanza de que María siguiera siendo virgen por el resto de su vida. Jesús creció en un hogar como los demás, junto con otros hermanos (Mateo 12:47; Lucas 8:19). Además, podemos hallar consuelo en esta realidad: Jesucristo comprende la situación humana, incluso la vida familiar.

El último paso de la obediencia de José llegó en el momento de ponerle nombre al niño. Siguiendo las instrucciones que había recibido del ángel José le puso Jesús al niño. Había llegado la esperanza para un mundo perdido y moribundo. Brillaría la luz en las tinieblas del corazón humano. Y todo estaba en un niñito en brazos de la madre.

Pregunta: ¿Qué significa para mí la encarnación de Cristo?

Aplicación

En nuestra celebración de la Navidad, es fácil perder de vista el significado de la Encarnación. Pudiéramos concentrar nuestros planes alrededor de esa festividad sin completar la realidad de que Cristo nuestro Salvador vino a la tierra como un niño. ¡Qué gran muestra de amor por nosotros!

Deténgase un momento y piense en el nacimiento de Cristo. Dios usó a las personas, no a personas perfectas sino a personas dispuestas a someterse a su plan. El relato del nacimiento de Cristo nos recuerda la sublime gracia de Dios.

La gracia sublime de Dios manifestada en su plan redentor es para todas las personas. Si nunca ha aceptado a Cristo como su Salvador, puede aceptarlo hoy. Sencillamente pídale que le perdone sus pecados.